A finales del siglo XVII ya se pescaba al arrastre en Mallorca. Eran embarcaciones a vela y las operaciones de pesca se realizaban a brazos. La motorización de la flota no se inició hasta los años 1920 y ello conllevó que los caladeros, que lógicamente eran los más próximos a la costa, empezaran a mostrar síntomas de sobreexplotación y que la rentabilidad de la actividad pesquera fuera cayendo. Pero la introducción de los medios mecánicos, de propulsión y para la realización de las maniobras de pesca, que a finales de los años 1930 ya se había generalizado, también hizo posible la pesca a mayores profundidades. Se empezó a pescar más allá de los 200 o incluso 300 metros de profundidad y con ello se pudo acceder a nuevos caladeros. Se ampliaron las áreas de pesca y aparecieron nuevas especies en los mercados.
Por otro lado, en los años 1940, en algunos puertos de la costa continental próxima, ya se había desarrollado una tecnología que permitía pescar mas allá de la plataforma continental, en los fondos de fango, fango arenoso y cascajo del talud continental, entre 500 y 700 metros de profundidad. Así, en los años 1940, mientras la flota local de las islas explotaba los caladeros de la plataforma continental y la parte alta del talud, a profundidades de menos de 300 metros, los arrastreros catalanes y valencianos frecuentaban los caladeros mallorquines, recalando en puertos como Andratx o Soller. Entonces no existía regulación de horarios de pesca y se podía pescar todos los días de la semana sin excepción ni interrupción. Esas flotas de arrastre, provenientes de puertos peninsulares, explotaban los caladeros del talud continental más profundo con la gamba roja de profundidad (Aristeus antennatus) como especie objetivo. La gamba roja es un marisco codiciado que se vendía y se sigue vendiendo a muy buen precio y en la actualidad las flotas de Denia y Villajoyosa todavía lo siguen pescando alrededor de la isla de Ibiza.
Entre 1910 y 1915, Isidoro Pons Gilet (1891-1948), hombre de mar del Molinar de Palma, había embarcado como tripulante en un escampavías de la Compañía Arrendataria de Tabacos, destinada a la persecución de embarcaciones contrabandistas que operaban desde puertos mallorquines. Ello le llevo a recalar en el puerto de Alcudia y allí adquirió el hotel Mar y Sol.
En 1947, Isidoro Pons, se asoció con los hermanos Planisi, de la Colonia de Sant Pere, Llorenç, Miquel y Pep para dedicarse a la pesca de la gamba de profundidad, como habían visto que hacían los pesqueros peninsulares. Para ello adquirieron en Valencia una embarcación de pesca de arrastre, el Rafael Maroto, que llego a Palma, el que sería su puerto base, ese mismo año 1947. El Rafael Maroto era un arrastrero construido en 1940 que desplazaba 44 toneladas y contaba con un motor Turchan de 120 caballos de potencia propulsora que pronto sería substituido por un Volund de 180 caballos. Se desplazaron a Valencia 10 tripulantes, Pep Planisi era el patrón y un hijo de Isidoro Pons, casado con Maria Planisi, uno de los tripulantes.
Ese mismo año, el biólogo mallorquín Miquel Oliver Massutí ingresaba en el Instituto Español de Oceanografía y centraba su actividad investigadora en los recursos vivos explotables del talud continental de las islas sobre los que empezaban a faenar los arrastreros que, como el Rafael Maroto, eran conocidos como gamberas. En 1953, Miguel Oliver, publicó un trabajo titulado “Bionomía de los fondos de 300 a 600 metros en el Sur y Suroeste de Mallorca” e inicio el levantamiento de cartas de pesca que mostraban la topografía del talud continental de las islas y la naturaleza de los fondos.
De esta forma, en aquella joint venture que lideraban los hermanos Planisi, confluían la industria pesquera, la investigación marina y la inversión económica proveniente de una industria hotelera incipiente e incierta y, probablemente, también del contrabando. Un desarrollo tecnológico apoyado en el capital y el conocimiento científico, un ejemplo de libro de lo que hoy conocemos como innovación tecnológica o R+D+I.
Así, en 1947 el Rafael Maroto abrió la pesquería de gamba de Mallorca explotando los caladeros del sur de Mallorca, desde Cabrera hasta el norte de Dragonera. Pescó hasta 1970, con base en Palma, patroneado por Miquel Planisi y mas tarde por Pepito Vera. Poco a poco la flota de gamberas fue creciendo y se fueron abriendo nuevos caladeros. En 1956 el Rafalet, del patrón Perico Fuster “es tord” de Cala Ratjada, con un motor de 55 caballos, empezó a pescar gamba en las pesqueras de Formentor y Fontanellas al norte de Menorca y frente a Cala Ratjada al año siguiente. En 1968 Perico Fuster adquirió un nuevo arrastrero, el Aguilica segunda y el Rafalet paso primero a Porto Cristo y en 1983 a Palma donde pescó hasta 1991. El Rafalet fue desguazado por Joan Capó junto con el Conde de Altea para construir en 1991 dos nuevos arrastreros, el Marjupe primero y el Marjupe segundo, ambos con una potencia propulsora de 300 caballos. Así la flota fue creciendo en número de embarcaciones, en tonelaje y en potencia de sus motores propulsores.
En 1959, cuando Miguel Oliver trabajaba, a bordo del Buque Oceanográfico Xauen en el levantamiento de la Carta de Pesca del este de Menorca, convenció al patrón y armador del arrastrero La Rosario, Pepe Melsión de Maó, para realizar pescas exploratorias en los caladeros al este de Maó donde estaban trabajando en el levantamiento de la carta de pesca. La Rosario, equipada con un motor Laval de 100 caballos de potencia, realizó 5 operaciones de arrastre. Un total de 13 horas faenando en las que logró una captura de casi 1000 Kg de gamba, con un rendimiento medio de 72 Kg/hora. Estos eran los rendimientos que se lograban en aquellos caladeros vírgenes, aunque esos rendimientos no se mantuvieron y actualmente, 50 años después, se han estabilizado en torno a los 10 Kg/hora.
En 1970 el Rafael Maroto fue adquirido por el patrón Toni Tromper de Portocolom pasando a ser ese su puerto base y dejando de pescar gamba para faenar a menor profundidad en caladeros del este de Mallorca. El Rafael Maroto, un arrastrero de casi 20 metros de eslora y 180 caballos, ya nunca volvería a pescar gamba y en 1974 el patrón Tromper lo permutó por el arrastrero Maria Teresa, de 12 metros de eslora y 55 caballos, del patrón Blai Ferrando de Cala Figuera en Santanyí. Dos patrones que intercambiaban sus pesqueros en busca del que mejor se adaptaba a su estrategia de pesca y sus objetivos. El Maria Teresa, que mas tarde instalo un motor Pegaso de 135 caballos, pescó en Portocolom hasta 1989 en que fue desguazado. El Rafael Maroto, que tenía su base en Cala Figuera, se desplazaba a Palma para faenar en los caladeros de plataforma del sur de Mallorca durante los meses de invierno. En 1980 Sebastià Alberti adquirió una parte del Rafael Maroto ya con la intención de desguazarlo para construir un nuevo arrastrero de mayor porte y potencia. En 1982, asociado con Blai Ferrando, construyeron un nuevo arrastrero, Es Morràs. Pero el Rafael Maroto, a petición de la Cofradía de Pescadores de Andratx no fue desguazado, fue hundido en el Freu de sa Dragonera en el punto de confluencia de la enfilación de la Punta Negre por la Illa Mitjana con la enfilación de la Mola d’Andratx por la Punta Galiana. La idea era crear un «biotopo artificial» y según el informe del hundimiento para “la recuperación de puntos de pesca frente al paulatino descenso de las capturas debido a la perdida de pesqueras a causa de las instalaciones turísticas de la zona”.
Planisi y Alberti son referentes ineludibles cuando se habla de pesca de arrastre en Mallorca en la segunda mitad del siglo XX. Los hermanos Planisi, Pep y Llorenç, entre 1957 y 1969 fueron armadores del Regina Maris, un arrastrero equipado con un motor Volund de 180 caballos que en 1969 fue substituido un 350 caballos y en 1994 por un 540 caballos con el que pescó hasta 1999. En los primeros años 1960 también tuvieron el Estrella de Figueras, que en 1988 paso a Maó como puerto base adquirida por Pito Quintana. En 1968 construyeron los dos Bahías, de Alcudia y de Artà, que contaban con dos motores Badouin de 150 caballos cada barco, motor que, en el caso del Bahia de Arta, en 1986 fue substituido por un 450 caballos. Alberti, originario de Cala Ratjada, en ocasiones con Blai Ferrando de Santanyi como patrón y socio, tuvo el Joselito y el Silvia, un arrastrero con motor primero de 140 caballos y de 350 caballos a partir de 1994 y que también seria de Toni Tromper de Portocolom. Entre 1967 y 1999 fue armador del Moralti que contaba con un motor de 380 caballos que posteriormente seria substituido por uno de 450 caballos y substituido por el Moralti Nou con un motor de 650 cv. El Moralti Nou fue renombrado Punta des Vent y adquirido por su patrón Joan Jesus Vaquero. Entre 1967 y 2006 Sebastià Alberti también fue armador del Altimor y del Arnau y Marc equipado con un motor Guascor de 450 caballos primero y de 670 más tarde y del Nou Arnau y Marc con un motor Caterpilar de 1050 caballos. También había sido armador del Rosa Mestre y del Esperanza además del San Lucar segundo y después de desguazar el Rafael Maroto, del Es Morras.
En cualquier caso, si la llegada a Mallorca del Rafael Maroto marco el punto de partida de la flota local de gamberas, su hundimiento en 1982 bien podría haber marcado el principio del declive de la flota. Ese año 1982 la flota de arrastre mallorquina estaba formada por unas 100 unidades, 5 años después no llegaban a 80 y en la actualidad la flota cuenta con menos de 50 unidades y sigue su tendencia descendente. Poco a poco las gamberas han ido desapareciendo y en la actualidad son pocos los arrasrtreros, si es que queda alguno, que se dedique exclusivamente a la pesca de gamba. Ciertamente los caladeros de gamba han ido mostrando síntomas de agotamiento y si bien la flota ha modificado su estrategia de explotación el futuro se presenta incierto. La flota mallorquina de arrastre debería reinventarse si quiere asegurarse un futuro, modificar su estrategia de explotación y también su estrategia de comercialización, pero ese es un ejercicio complejo que nadie sabe a ciencia cierta si es factible y viable.
Blai Ferrando sigue patroneando el Es Morràs segon, un arrastrero equipado con un motor de 640 caballos, una potencia que le sitúa en desventaja, frente a los arrastreros de 1000 caballos o más, a la hora de competir por los mejores fondos de pesca. El Es Morràs segón lleva cuatro tripulantes, el patrón Ferrando y su hijo Blai como segundo patrón y en tierra su otro hijo Juan es el redero. Así, con el Es Morràs segon, el continuador de la saga iniciada por el Rafael Maroto, se asegura la continuidad de la mejor tradición pesquera mallorquina.
Gracias Pere por tu interesante artículo.
Siempre pense, veo que equivocadamente, que las pesquerias de gamba roja en Islas Baleares empezaron con nasas..