En la Database on Introductions of Aquatic Species (DIAS) del Departamento de Pesca de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) que registra especies introducidas o transferidas entre países, figura una entrada relativa a España de Gambusia affinis holbrooki datada en 1921 sin más información. Esta cita, me fue confirmada en Roma en 1997 por Robin Welcomme, iniciador de DIAS en 1988. Esta información viene a confirmar el relato de Odón de Buen en sus Memorias y la facilitada por el Dr. Fernando Lozano Cabo que relaté en una breve nota publicada en la circular del Grup Balear de Ornitologia GOB en 1982.
Dejando de lado la controversia que ocupa a taxonomistas acerca de si Gambusia affinis y Gambusia holbrooki son en realidad dos especies, la misma especie o una sola con dos subespecies, digamos que las gambusias son peces de agua dulce originarios de Norteamérica que fueron introducidas en las zonas pantanosas de Europa para el control de las poblaciones de mosquitos y en definitiva para luchar contra la malaria o paludismo. Se trata de peces teleósteos de pequeña talla de la familia de los pecilidos perteneciente al Orden ciprinodontiformes (ver http://pereoliver.com/para-que-una-clasificacion-sistematica-de-los-peces/ ).
El profesor Odon de Buen en su obra “Mis memorias” cuenta que en torno a 1916 en los sótanos del Instituto Español de Oceanografía se instaló un acuario experimental de agua dulce. En esos años el Instituto estaba ubicado en la calle Fomento número 11 de Madrid, en un palacio del siglo XVIII, en el que actualmente encontramos el Café de Chinitas, el autodenominado «Catedral del Flamenco”.
Asimismo, por una correspondencia de Odón de Buen con el Zoologischer Garten de Berlín y con la Zoological Society of London solicitando asesoramiento para montar un acuario en Madrid, sabemos que se produjo un segundo intento en este sentido en 1929. Ninguno de estos proyectos vio la luz, pero Odón de Buen en sus memorias cuenta que en los acuarios de la calle Fomento «llegamos a instalar un acuario de agua dulce […] (en el que) realizamos la aclimatación de gambusias», las primeras que se aclimataron en Europa con la intención de luchar contra el paludismo.
El éxito que se había obtenido en los Estados Unidos propagando estos peces en las zonas palúdicas había incitado a profesores italianos a intentar aclimatarlos en su país donde la malaria causaba graves estragos. Pero no tuvieron éxito y el Dr. Aniceto Sela pensó que quizás con la colaboración de su amigo Odón de Buen pudieran aclimatarlas en España. Así y por intermedio de la Cruz Roja, el “Bureau of Fisheries” de los Estados Unidos de América envió un lote de doscientos ejemplares. El envío se realizó en envases de hoja de lata muy bien dispuestos y acompañados de la conveniente alimentación para la travesía. Durante el viaje se les cambió el agua varias veces y a diario se les suministró su ración alimenticia. Llegaron a Cádiz y se consignaron a Madrid donde las recogió el personal del Instituto Español de Oceanografía. Sobrevivieron cuarenta ejemplares que fueron trasladados sin demora al acuario donde fueron alimentadas con plancton de agua dulce y yema de huevo cocida en pequeñas bolas. No se pudo lograr que se reprodujeran, pero sí que engordaran mucho y vivieran bien varios meses sin que muriera ninguno de los 40 entre los que había machos y hembras.
La mitad de los supervivientes, seleccionados, fueron conducidos, por el Dr. Sadí de Buen, que sería fusilado por los militares golpistas en 1936, a la zona palúdica de la provincia de Cáceres que era su campo de estudio y de saneamiento. Allí se reprodujeron y crecieron rápidamente. En pocos meses pululaban a cientos en el estanque y se distribuyeron a otros estanques, pozos y albercas de la comarca que eran semilleros de larvas del mosquito que transmite el paludismo. Desbordados los estanques por las lluvias, la comarca quedo infestada de gambusias, que alcanzaron los ríos próximos y por el Tajo llegaron a Portugal. Desde la provincia de Cáceres, la Dirección General de Sanidad Española envió gambusias a Madrid, Huelva, Ciudad Real, Córdoba, Valencia, Barcelona, Salamanca, Cádiz, Badajoz y Sevilla y fuera de España se aclimataron en Italia, Córcega, Alemania, Rusia y Yugoslavia donde se extendieron con facilidad.
De aquel pequeño lote llegado a Madrid desde los Estados Unidos procede el fabuloso número de gambusias que pueblan las aguas de Europa. En los primeros años también se aclimataron en el lago de la Casa de Campo de Madrid en un ensayo que pretendía saber si estos peces procedentes de zonas templadas aguantarían el crudo invierno madrileño. Se trataba de ejemplares ya aclimatados y no sólo resistieron el frío y aun el hielo, sino que repoblaron el lago con gran rapidez. Los pescadores capturaban muchos y al parecer se hicieron con ellos fritos sabrosos y los bautizaron con el nombre de cabezudos americanos. El célebre fabricante de automóviles Ford que tenía una posesión en Cannes y le molestaban extraordinariamente los mosquitos, sabedor de las propiedades larvicidas de las gambusias, acudió al Museo de Mónaco para solicitar que le proporcionaran ejemplares y desde España se le envió un lote de gambusias que al parecer resolvió su problema ya que escribió muy agradecido.
A principios del siglo XX, cuando el paludismo un mal endémico no sólo en países tropicales, como ahora, sino en países europeos, se pensó en la gambusia como medio biológico de control de los mosquitos que transmiten esa enfermedad además de otros mosquitos transmisores de enfermedades infecciosas. Pero ya en ese momento Fernando de Buen llamó la atención sobre las probables consecuencias ecológicas y económicas, para la pesca fluvial, de la introducción de gambusia ya que había observado que esta especie desplazaba a la especie local Aphanius Iberus. Sin duda la introducción ha tenido su impacto ecológico y cabe preguntarse si la eficacia de la gambusia para eliminar larvas de mosquito es mayor que la de las especies autóctonas y es difícil saber hasta qué punto la introducción de la gambusia fue una actuación de éxito.
En la actualidad en el mundo se registran 396 millones de casos de paludismo al año, la mayor parte en el África subsahariana. Se han realizado intentos de producción de vacunas con poco éxito hasta la fecha. En España el paludismo fue endémico hasta la mitad del siglo XX. En 1943 se diagnosticaron unos 400.000 casos y se registraron 1.307 muertes. En 1964 España fue declarada libre de malaria, aunque cada año se reportan casos principalmente de inmigrantes y turistas. En 1967 hubo 21 casos, en 1995 hubo 263 y en 2004 hubo 351 casos.