Los llamados «artes menores» de pesca, la pesca artesanal en las Islas Baleares y en el Mar Mediterráneo en general, constituye una especie de «cajón de sastre» en el que se colocan todos aquellos artes y aparejos de pesca no industrial. En primer lugar se excluyen de esta categoría los artes de arrastre, pero también la pesca el cerco o los grandes palangreros de superficie. En las Islas Baleares, estos artes de pesca se operan desde los tradicionales llaüts y siempre desde embarcaciones de menos de 12 metros de eslora.
En la actualidad, los “artes menores” utilizados por los pescadores profesionales de las Islas Baleares incluyen las redes de enmalle fijas como los trasmallos de tres paños de red superpuestos para la captura de peces, las específicas para la captura de una especie determinada como la sepia (http://pereoliver.com/en-febrero-empieza-la-temporada-de-pesca-de-la-sepia-sepia-officinalis/ o el enmalle langostero de un solo paño y diversos tipos de artes de anzuelo como los palangres y trampas como la nasa. También incluyen otros artes de parada como son soltes, morunas, tonaires, bonitoleres o melveres y las almadrabillas o aparejos específicos como son la llampuguera o la potera para la pesca del calamar. Los artes tipo xavega que todavía se utilizan en Ibiza para la pesca del gerret también se consideran “artes menores” así como la llamada jonquillera específica para la captura del jonquillo en las bahías de Palma y Alcudia (http://pereoliver.com/es-tiempo-de-jonquillo/). Estos últimos en realidad son artes de cerco que pueden operar sobre hábitats sensibles y su utilización supone una excepción en la legislación pesquera actual.
En 1980 la flota pesquera balear de artes menores alcanzó su máximo, unos 900 llaüts. Pero desde entonces la flota ha ido disminuyendo en número de unidades. En 1990 eran 720 los llaüts dedicados a la pesca profesional, en 2002 eran solo 440 y desde entonces la tendencia decreciente se ha mantenido. En la actualidad la flota de artes menores la forman unos 248 llaüts pertenecientes a 16 cofradías de pescadores y operan desde mas de 20 puertos y calas. Unos 80 de estos llaüts de eslora superior a 7 metros pescan con 2 o 3 tripulantes mientras que el resto son de menor eslora y faenan con un solo tripulante. Además buena parte de esta flota solo opera de mayo a septiembre y algunos no llegan a totalizar los 30 días de actividad al año.
No es fácil determinar las razones de esta reducción de la flota, máxime cuando pese a haber disminuido la flota, al parecer, se mantiene relativamente estable la captura total desembarcada. La probable reducción del mercado negro y la limitada demanda de los mercados insulares, la sobrepesca de los recursos pesqueros, el comportamiento de los precios y el furtivismo ligado al mercado negro o incluso una normativa legal que en algunos casos resulta inapropiada podrían estar en el origen de todo ello.
A lo largo de la temporada cada uno de estos llaüts adopta tácticas de pesca diferentes en función de los ciclos de vida y de la accesibilidad de las diferentes especies objetivo, de las habilidades de cada pescador y del comportamiento del mercado. No obstante, se pueden identificar diez tácticas de pesca, orientadas a la captura de las diez principales especies objetivo, que configuran una rotación de artes a lo largo del año bastante definida.Estas especies objetivo son llagosta, llampuga, jonquillo, cap roig, calamar, sipia, moll de roca, gerret, cirviola y dentol. Sus capturas, excluidos el gerret y la cirviola, suponen más del 50% en peso y más del 70% del valor de la oferta de producto de la pesca extractiva local en el mercado.
Es muy difícil predecir qué ocurrirá en el futuro. Los actuales modelos de explotación y de comercialización de esta flota son difícilmente sostenibles. El diagnostico de sobrexplotación de los recursos de la mayoría de las especies objetivo y la confusión generada por la confluencia de la pesca profesional con la de recreo y deportiva sea desde embarcación, desde la costa o submarina, con la pesca ilegal y con la pesca furtiva configuran una realidad de difícil comprensión y manejo.
Asimismo, el producto que esta flota coloca en el mercado coincide con otros productos pesqueros importados, congelados o refrigerados de inferior calidad que llegan a los mercados locales. Así el producto fresco local pese a constituir un producto gastronómico de primera calidad no siempre consigue ser valorado como tal. Por esta razón el beneficio obtenido por la venta del producto difícilmente cubre los costes de la actividad extractiva. Circunstancias que junto con el individualismo propio del sector pesquero dificultan la articulación de soluciones que procuren la sostenibilidad de la pesca artesanal en las Islas Baleares.
Ciertamente al tratarse de una actividad productiva que representa menos del 0.1% del PIB se podría pensar que la sostenibilidad del sector pesquero balear constituye un problema menor. Pero nada más lejos de la realidad si tomamos en consideración la actividad acompañante que genera, su impacto en los mercados tradicionales y en la restauración basada en producto local y el papel que juega en la vertebración de una sociedad insular mediterránea cuya principal actividad productiva se centra en una oferta turística de calidad.
Molt cert!
Ja fa temps que pens maneres d’unificar es sector, però es recel i s’autoengany de qe qui va mal es es veinat i no tot el conjunt es s’excusa principal.
Fins que no comencem a fer un meua culpa, no trobarem solucio i aixo acabara amb el govern de torn sigue del color qe sigue fet reserves i prohibint la pesca.
Sobre la profesional trob que la reducció d’esforç pesquer és la direcció i en la recreativa la reducció de captures ,conjuntament amb l’enduriment de multes i vigilància perque es cumplesquín aquestes mesures.
Salut i patria mediterrania!