#29. Bothus podas (Delaroche, 1809), un pez bautizado a principios del siglo XIX en Ibiza con nombre acuñado en Menorca a mediados del siglo XVIII

Pedaç jpg
En los primeros años del siglo XIX, la expedición organizada para medir el meridiano de París, desde Dunkerque hasta Barcelona, en su segunda fase llegó a las Islas Baleares. En 1804 la expedición se había interrumpido debido a la muerte de su director Pierre Mechain (1744-1804) en Castellón. Françoise Aragó (1786–1853), matemático, físico y astrónomo  asumió la dirección de la expedición y con Jean-Baptiste Biot (1774 –1862) también físico, astrónomo y matemático, salieron de París en 1806 para viajar a las Islas Baleares.

Arago i meridia jpgUna vez determinada la latitud de Formentera, Biot regreso a Paris y Aragó continuó el trabajo hasta 1808 desplazándose a Mallorca. Al llegar a Mallorca se instaló en la mola del Esclop donde todavía quedan las ruinas de la caseta que habitó. Curiosamente dos capítulos de la novela Clavis Dardentor de Julio Verne, publicada en 1896, transcurren en Mallorca y en uno de ellos los protagonistas visitan el Castillo de Bellver, donde estuvo prisionero Aragó y se menciona el tema de la medición del meridiano hasta las Baleares. En la novela se menciona también la isla de Formentera, lo que podría tener relación con la falsa leyenda de la visita de Julio Verne a esta isla.

caseta den Arago jpgEl caso es que con la expedición llegaron otros científicos que acompañaban a los geógrafos y uno de ellos fue el médico y naturalista François-Étienne Delaroche (1789–1813) que había estudiado medicina en Suiza y Edimburgo. Biot, en su primer viaje a Formentera, había estudiado los peces que vivían a gran profundidad. Cuando regresó a Paris conoció a Delaroche y juntos regresaron a Baleares para estudiar los peces de Ibiza y Formentera comisionados por el Museo de Ciencias de Paris.

En 1807 Delaroche se desplazó al observatorio que la expedición tenía en Formentera y allí pasó todo el invierno de 1807 a 1808. Los estudios que allí llevó a cabo son elemento fundamental del conocimiento de la fauna ictiológica mediterránea. Estos trabajos se concretaron en dos publicaciones: Observations sur les poissons recueillis dans un voyage aux Îles Baléars et Pythyuses, una descripción de los tipos de pesca que se realizaban en Ibiza a principios del siglo XIX que se completa con una interesante disquisición sobre las posibilidades de vida en aguas profundas y La Suite du Mémoire sur les espèces de poissons observées à Iviça, que cita unas sesenta especies de Ibiza, más otras catorce especies de Mallorca y Barcelona.

Es de destacar la descripción de especies en aquel momento poco conocidas o por describir y entre ellas cabe señalar la mala grafía, podas, al escribir el nombre del pez llamado comúnmente pedaç. Delaroche lo utilizó para el nombre científico de la especie que bautizó  Pleuronectes podas (actualmente Bothus podas). Ya años antes el médico escocés George Cleghorn (1716-1794), destinado en 1736 a Menorca como cirujano del regimiento de infantería del general Saint Clair, había publicado en 1751 Observations on the epidemical diseases in Minorca incluyendo una larga lista de nombres de animales y plantas de la isla con su nombre latín y menorquín. Entre los peces incluidos en la lista, en la categoría Pisces littorales incluye  el que hoy conocemos como Bothus podas, llamándolo en latin Passer Bellonii y en menorquín Pedaç. Delaroche al nombrar a la especie Pleuronectes podas utilizó de forma incorrecta podas en lugar de pedaç, ya fuera por error de audición o de transcripción. Delaroche comenta en su obra «On l’y désigne sous le nom de podas«, y de acuerdo con las normas de nomenclatura zoológica el nombre dado por el autor a la especie no se puede cambiar.

Delaroche lo explica como sigue: «Habiendo sido agregado como naturalista, por el ministro del interior, a propuesta de los profesores del Museo de Historia Natural, a la comisión encargada de continuar en España la medición del meridiano, he pasado en estas islas la mayor parte del invierno de 1807 a 1808, y durante este tiempo me he esforzado en reunir la mayor cantidad posible de datos referentes a las producciones naturales de estos parajes. Entre otras cosas, he recogido y aportado al Museo de París un centenar de especies de peces, entre los cuales se han encontrado unas cuantas totalmente nuevas o imperfectamente conocidas. He procurado determinarlas con cuidado, tanto sobre el terreno como comparándolas, mas tarde, con los ejemplares de las ricas colecciones del Museo, consultando un gran número de libros y ayudándome de los consejos de mi amigo y cuñado, el profesor Duméril. Todo esto me ha permitido poner de manifiesto diversos errores más o menos graves que habían sido cometidos en la descripción de les especies más conocidas y aclarar las dudas que necesariamente se derivan de la pobreza de detalles de las descripciones que los autores han hecho de algunas de ellas».

En aquel momento  Delaroche era un joven de veintinueve años. Por desgracia, su obra no pudo tener continuidad. En 1813, tres años después de la publicación del trabajo sobre los peces de Ibiza murió prematuramente de tifus en París a la edad de treintaitrés años.

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