El Archiduque Luis Salvador de Habsburgo-Lorena y Borbón (1847–1915) visitó por primera vez las Islas Baleares en 1867. Tenía 21 años, era hijo del Duque de Toscana y primo segundo del Emperador de Austria Francisco José I. A los 12 años su familia tuvo que exiliarse de Florencia como consecuencia de la unificación de Italia. En su primera visita se quedó dos meses, de septiembre a octubre y visitó las cuatro islas mayores.
Era un joven amante de las Ciencias Naturales con una sólida formación. Realizó un segundo viaje en 1871 cuando tenía 25 años quedándose tres meses. Entonces compró la finca de Miramar y al año siguiente su primer barco, el Nixe. Llegó a comprar hasta diez grandes fincas en la costa norte de Mallorca, un pequeño principado. No obstante, se ha dicho y con mucha razón, que quizás su verdadera patria fuera la mar, lejos de los problemas de la corte de un Imperio que se hundía. El asesinato del heredero al trono imperial, su sobrino Fernando Francisco, en Sarajevo en 1914 y el estallido de la primera guerra mundial culminaron una vida en gran medida desgraciada. Luis Salvador moriría al año siguiente en 1915 a la edad de 68 años.
La mayoría de biógrafos del Archiduque coinciden en que se trata de un personaje caprichoso, voluble y apasionado dependiendo de su humor e incluso alguno lo describe como narcisista, cruel y déspota. Al parecer llegó a Mallorca en busca de los baños de mar que le habían recomendado para combatir sus dolencias y de reposo espiritual y al parecer, también con la intención de estudiar los coleópteros de la isla.
En el primer periodo de contacto con Mallorca simultaneó sus estancias en la isla con permanentes viajes. Entre otros, independientemente de sus constantes viajes por el Mar Mediterráneo, realizo un recorrido por la costa africana en 1874, viajó a California en 1876 y alrededor del mundo en 1881. En 1883 se produjo la visita a Miramar de la Emperatriz Isabel de Baviera “Sissi” cerrando en cierta forma ese primer periodo. No parece que en estos años el Archiduque tuviera mayor actividad relacionada con las Ciencias Marinas.
Fue en 1892 o 1893, 25 años después de su primer viaje y cuando ya había cumplido los 40 años, cuando conoció al catedrático de Ciencias Naturales de la Universidad de Barcelona Odón de Buen (1863-1945). Es también en este periodo cuando el Archiduque publica la mayoría de sus obras. Publicó unas 70 obras, la mayoría dedicadas a islas y otros enclaves costeros del Mar Mediterráneo. Quince de estas obras se centran en las Islas Baleares destacando el formidable Die Balearen, Geschildertin Wort und Bild (Las Baleares descritas por la palabra y las imágenes). Algunas de estas obras fueron regaladas por el Archiduque a Odón de Buen y se encuentran en la biblioteca del Centro Oceanográfico de Baleares.
Durante las intermitentes estancias del Archiduque en Mallorca fueron muchos los científicos invitados que visitaron Miramar (http://pereoliver.net). De estos visitantes tres muestran relación con las ciencias marinas: Édouard-Alfred Martel (1859-1938) que estuvo en Miramar en 1896, el mencionado profesor de Buen que llego por primera vez a Miramar en 1892 o 1893 y mantuvo contacto con el Archiduque hasta la última estancia de este en Mallorca en 1913 y el geólogo Leon Collet que visitó Mallorca en 1909.
Martel es reconocido como el padre de la espeleología moderna. Llegó a Mallorca en 1896 invitado por el Archiduque para explorar las Cuevas de Manacor en la costa de levante de la Isla de Mallorca. Este es el primero de los dos proyectos relacionados con las Ciencias Marinas en Mallorca en los que el Archiduque ejerció de impulsor y mecenas. Martel llegó atraído por el relato del escritor y dibujante Gaston Vueiller (1847-1915), que había visitado Mallorca y Menorca en 1888. Iniciaron la exploración el mes de septiembre de 1896 y descubrieron un lago de 117 metros de largo por 30 de ancho y hasta 14 metros de profundidad, uno de los mayores lagos subterráneos del mundo que bautizaron como lago Martel. Posteriormente, a principios de 1899, el Archiduque visitó el laboratorio Aragó que la Sorbona había creado en 1882 en Banyuls sur Mer. Allí contacto con su director Henri de Lacaze-Duthiers (1821-1901). Unos meses después de esta visita del Archiduque, Odon de Buen también estuvo en el laboratorio Aragó e igualmente se reunió con Lacaze-Duthiers. Es de suponer que en ambos encuentros se habló de la exploración de las cuevas de Manacor.
Lacaze-Duthiers murió en 1901 y le sucedió como director del Laboratorio Aragó Georges Pruvot (1853-1924) y el zoólogo rumano, explorador de la Antártida, Émile Racovitza (1868-1947) fue nombrado subdirector del Laboratorio. Siete años más tarde de la exploración de Martel, en los veranos de 1903 y 1904, Pruvot y Racovitza juntamente con Odón de Buen viajaron a bordo del buque de investigación Roland a las Islas Baleares.
En el viaje de 1903 fondearon en Cala Manacor, hoy Porto Cristo y con el naturalista Fernando Moragues, hijo del propietario de las cuevas de Manacor, exploraron las cuevas. Moragues había recolectado ejemplares de un crustáceo isópodo cavernícola, el primer animal encontrado en cuevas costeras sin comunicación directa con la mar. Racovitza lo describió como Tiphlocirolana moraguesi en honor a su anfitrión. De esta forma si Martel fue el padre de la espeleología moderna, Racovitzaes el padre de la biospeleologia. En el paseo marítimo de Palma, cerca de la cala de Can Barbarà hay una estatua de Racovitza y en el Museu d’Historia Natural de Soller una placa en honor al científico rumano que conmemoran esta exploración de las cuevas de Manacor.
Los científicos del Roland no contactaron con el Archiduque, ya que desde 1898 no había vuelto a la Isla a la que no volvería hasta 1908. Al parecer, en 1899 algunos mallorquines de su sequito, entre ellos Catalina Homar y el poeta y lulista Mateo Obrador, cayeron en desgracia y abandonados en Venecia tuvieron que regresar a Mallorca. Desde entonces fueron ignorados por el Archiduque que no respondió jamás a sus cartas. Jacinto Verdaguer en su obra «La Ciudad Desvanecida» relata la peripecia de Mateo Obrador. Catalina Homar murió en 1905 a los 36 años.
Odón de Buen había viajado por primera vez a Mallorca en 1883 o 1884, recién acabados sus estudios de Ciencias Naturales en la Universidad Complutense. Lo hizo para visitar al ingeniero de minas Rafael Lozano, tío de su esposa, que trabajaba en las salinas de Campos. La Universidad de Barcelona había sido restaurada en 1838 después de la sanción de Felipe V en 1715 y Odón de Buen fue su primer catedrático de Ciencias Naturales en 1889. Al ganar la cátedra inició excursiones anuales a Mallorca con sus alumnos. Cada vez que Odón de Buen viajaba a Mallorca con sus estudiantes a partir de 1893 o 1894 (entonces el Archiduque tenía 46 años y el profesor 30) la visita a Miramar que incluía merienda y tertulia era obligada y bien recibida. Desde un primer momento Odón de Buen hizo partícipe al Archiduque de su proyecto de creación de una estación científica permanente en Mallorca dedicada a la investigación oceanográfica y el Archiduque dio soporte al proyecto. El Archiduque se interesaba por los proyectos de Odón de Buen y viceversa y no cabe duda de que se consideraban mutuamente buenos amigos y científicos valiosos.
Odón de Buen fue un iniciador de la oceanografía, una nueva rama de la ciencia que estudia la mar y los océanos desde una perspectiva multidisciplinar y el laboratorio de Porto Pi, en la bahía de Palma de Mallorca fue el lugar donde se materializó el proyecto. El Archiduque fue, junto a otros como por ejemplo el diputado Alexandre Rosselló, impulsor del proyecto.
A través de algunas cartas que Odón de Buen dirigió al Archiduque podemos conocer más de su relación. Se trata de 10 cartas, 8 del período 1895-1897, una de 1900 y una de 1913. Estas cartas fueron publicadas en 1994 por el profesor Francesc Bujosa en el Boletín de la Societat Arqueològica Lul·liana. Bujosa tuvo conocimiento de estas cartas gracias Llorenç Perez y al parecer los originales pertenecían a María Casesnoves propietaria de son Moragues. Otras dos cartas de 1908 y 1909 las incluye Odón de Buen en sus Memorias publicadas en 2003.
En las dos cartas de 1895, escritas en marzo y noviembre, el profesor facilita información relativa a la geología y la fauna de las Islas Columbretes sobre las que trabajaba el Archiduque, le agradece la hospitalidad en una anterior visita y comenta su contacto con el ornitólogo conde Low que había conocido en Miramar. También comenta su proyecto de crear una estación en Porto Pi y las dificultades con que estaba tropezando. Habla de su nuevo Tratado de Geología, «en el que hay bastante vuestro» comenta y de un viaje realizado a las estaciones de Nápoles y Banyuls sur Mer y de una expedición a bordo del buque de investigación Roland.
En las tres cartas de 1896, escritas en febrero, marzo y abril, agradece el envío de un ejemplar de la obra sobre las Islas Columbretes «en alemán» comenta el profesor y Rondalles de Mallorca. Le anuncia el envío de los tres tomos de su Historia Natural que incluye una imagen fototipiada (sic) de la obra del Archiduque sobre Columbretes. También le comenta que está trabajando en la nueva edición del Tratado de Geología y en la que será la primera Historia de las Ciencias Naturales en España.
Se manifiesta convencido darwinista, «expresión de mis creencias científicas» y se lamenta de la intervención de la Iglesia en su Cátedra y de su excomunión, «circunstancias de las que he salido triunfante» comenta. Bujosa (1994) manifiesta sus dudas acerca de la opinión del Archiduque sobre estos comentarios, porque pese a su perfil «Pecador y poco ortodoxo» era «absolutamente intransigente cuando se trataba de cuestiones religiosas profundes». De hecho, desconocemos como pudo reaccionar el Archiduque a estos comentarios o incluso si se produjo alguna reacción. El profesor, en la carta de febrero anuncia una inmediata visita a Miramar y también solicita autorización para utilizar las fotografías microscópicas y dibujos de la obra sobre Columbretes. En todas estas cartas se refiere al proyecto de Porto Pi.
En las dos cartas de 1897, de abril y junio, agradece el envío de la obra sobre las islas Lipari y del Die Balearen. No sabemos si se trataba de la edición del Die Balearen de 9 volúmenes publicada entre 1869 y 1891 o de la resumida de 2 volúmenes de 1897 que se acababa de publicar. En cualquier caso, se trataba de un espléndido regalo. En el primer caso porque se editaron poquísimos ejemplares y en el segundo porque tuvo que ser uno de los primeros receptores. También le anuncia una visita a Miramar el día de Pascua con estudiantes y profesores españoles y franceses y otra visita en el verano.
En la carta de marzo de 1899, agradece el envío de las obras sobre Canosa, Bizerta y Alborán. Comenta que ha estado en Banyuls y que el profesor Lacaze-Duthiers le ha comentado su anterior visita. Expresa sus dudas acerca de que ese año pueda realizar la visita a Miramar con sus estudiantes. En la carta de febrero de 1900, la última de este primer bloque, agradece la obra sobre Bougie y le anuncia una nueva visita a Miramar el día 24 de febrero con sus estudiantes.
Entonces el contacto se interrumpe porque acaba el segundo periodo de relación del Archiduque con Mallorca. La relación, al parecer, no se reanudó hasta 8 años más tarde, en 1908. En ese periodo en que el Archiduque estuvo ausente, en noviembre de 1906, se publicó el Decreto de creación del Laboratorio de Biología Marina de Porto Pi y Odón de Buen fue nombrado director.
En 1907 el profesor de Buen escribía de nuevo al Archiduque: «Os contaré los esfuerzos que, desde hace algún tiempo, desde hace años, estoy haciendo para montar en las Baleares un laboratorio biológico-marino. He logrado ya en parte mis propósitos; en la tranquila cala de Porto Pí, a espaldas de Cala Mayor, existe ya un modesto centro científico que deseo sea el embrión de algo grande, digno de la ciencia y digno de mi patria […], vuestras palabras de aliento, en los años que tuve el honor de visitaros, han contribuido no poco para que continuara sin desmayos mi Trabajo hasta ver levantada esta modesta casa científica.» Así se inicia el tercer y último periodo (1907-1913) de relación entre el Archiduque y el profesor.
El que Odón de Buen se refiera a “los años que tuve el honor de visitaros” deja claro que hacía años que no habían tenido contacto. Le vuelve a escribir en agosto de 1908, el Archiduque tenía 61 años y al parecer estaba de nuevo en Mallorca, invitándolo a visitar el Laboratorio.
El Laboratorio Biológico-marino de Porto Pi fue inaugurado el día 2 de mayo de 1908 y el Archiduque fue uno de sus primeros visitantes. Lo visito el día 17 de octubre 1908. Odón de Buen comenta en sus Memorias: «Una de las primeras visitas al Laboratorio de Porto Pi fue la del archiduque Luis Salvador» y añade «Cierto día visitó el archiduque Luis Salvador nuestro Laboratorio y no hallándonos se quedó a almorzar en el merendero (que había al lado del Laboratorio y le sirvieron como de costumbre ricos platos, muy bien condimentados. Al pagar la exigua cuenta dio un duro de propina y el dueño del establecimiento que le había servido replicó enseguida: Vostè, que és l’Arxiduc?. Sólo a éste creía capaz de aquel derroche.»
Efectivamente el Archiduque, que llego acompañado de Alejandro Rosselló, solo encontró al patrón Antoni Terrasa que le recibió y le facilitó una tarjeta del laboratorio en la que el Archiduque dejo constancia de su visita.
En 1912 Odón de Buen ya estaba en Madrid, había sucumbido a las presiones de la Iglesia en la Universidad de Barcelona y era Catedrático de Ciencias Naturales de la Universidad Complutense. La revista Vida Isleña da cuenta de la visita que realizó a Miramar con profesores y estudiantes de Madrid y de Barcelona y de la recepción que les dispenso el Archiduque.
El archiduque estuvo en Mallorca por última vez en 1913 y es probable que Odón de Buen lo visitara en Miramar en el mes de agosto, pero no hay confirmación de que esta visita se produjera. De no haberse producido la de 1912 habría sido la última visita del profesor a Miramar.
Odón de Buen se dirige por carta por última vez al Archiduque el 6 de julio de 1913. El día anterior el Nixe II había fondeado en Porto Pi, pero el Archiduque y el profesor no se encontraron. El Archiduque se dirigió a la casa particular de Odón de Buen en el Terreno pero este estaba en el Laboratorio ignorando que el Archiduque estaba a bordo.
En la carta el profesor de Buen se lamenta de no haberle podido mostrar las mejoras realizadas en los acuarios y en los laboratorios de química y bacteriología. Además, informa acerca de una petición de los ornitólogos Adolf Von Jordans y el conde Low que el Archiduque había transmitido a Odón de Buen. Querían establecer contactos con el Museo de Ciencias Naturales de Madrid para resolver algunas dudas relativas a los Estúrnidos de Baleares. Estos ornitólogos parece que estuvieron en Mallorca en 1913, con lo cual la petición del Archiduque tuvo que realizarse por carta o directamente en Miramar en la visita de 1912.
Por otro lado, en 1909 Robert Hippolyte Chodat (1865-1934) profesor y director del Instituto de Botánica de la Universidad de Ginebra había visitado Mallorca acompañado por el geólogo León Collet y sus alumnos, todos ellos invitados por el Archiduque.
Recogieron fósiles en diversos lugares de Mallorca y algunos procedentes de la colección del Archiduque. Uno de estos fósiles resulto ser un erizo nuevo para la ciencia y Collet juntamente con el especialista Jules Lambert lo describieron y lo bautizaron como Clypeaster ludovici-salvatoris Collet et Lambert, 1910 en honor al Archiduque publicándolo en Mémoires de la Société paléontologique suisse.
En cualquier caso, en esta relación de 20 años entre Archiduque y el profesor Odón de Buen, tanto de sus encuentros como en la correspondencia citada, queda patente el convencimiento de ambos de que la ciencia necesita de la amistad y la colaboración internacional para progresar.