#14. ¿Para qué una clasificación sistemática de los peces?

trabajando_recortadoLa crisis de biodiversidad, la pérdida de seres vivos sobre la Tierra causada por las actividades humanas que llevan a la destrucción de hábitats o a la introducción de especies exóticas, no consigue captar la atención de la sociedad y de los políticos. Pese a tratarse de una problemática comparable en magnitud a las grandes extinciones registradas a lo largo de la historia de la Tierra, no capta la debida atención de los científicos, tan atentos, por otro lado, a temas como el cambio climático, la polución o el agotamiento de los recursos. La sistemática biológica es la disciplina científica básica para medir la biodiversidad y para articular modelos predictivos que permitan definir políticas de conservación y determinar en qué hábitats y sobre qué especies se deben focalizar los esfuerzos de protección y conservación. La sistemática es una ardua y, hoy por hoy, poco gratificante tarea científica de descripción, clasificación en grupos (taxones) y asignación de nombres (nomenclatura biológica) a las especies de seres vivos que se van conociendo. Si bien ya han sido descritas más de un millón de especies, se estima que esto sólo representa alrededor de un 15 % de las especies existentes en el planeta y no hay suficientes taxónomos, expertos en las prácticas de descripción y clasificación, para avanzar de forma eficaz en este ámbito de conocimiento en un periodo de tiempo razonable. En realidad cada vez hay menos taxónomos, con lo cual cada vez resultará más difícil enfrentarnos a este reto.

El primer intento conocido de clasificación de los animales en base a sus características morfológicas se debe a Aristóteles (384 – 322 AC) y aparece en su Historia animalium escrita en griego alrededor del 343 AC. Pero es al naturalista sueco Karl Von Linné (1707 –1778) al que se debe el desarrollo en 1758 del Systema Naturae,  el sistema de clasificación y nomenclatura binomial de los reinos animal y vegetal universalmente adoptado (dos nombres en latín o de raíz grecolatina, el del género y el de la especie). Este sistema estableció criterios para definir los géneros y las especies basándose en caracteres estructurales comunes. Los taxónomos prelinneanos y linneanos, para acometer su proyecto sistemático, se valieron de comparaciones morfológicas o estructurales. Utilizaron caracteres merísticos (discontinuos) como, en el caso de los peces, el número de escamas, poros o de arcos branquiales, y de caracteres morfométricos medibles como longitudes del cuerpo o el diámetro del ojo, y relaciones entre estas medidas.

Posteriormente, el trabajo de clasificación ha ido incorporando más criterios como el estudio de las relaciones evolutivas, actualmente facilitado por la embriología comparada, la etología comparada, los datos paleontológicos y las determinaciones del grado de semejanza bioquímica a partir del estudio de la similitud de las secuencias de bases de ADN de los organismos. Disciplinas biológicas que apoyan la labor de los taxónomos pero que, por otro lado, pueden complicarla a la hora de conjugar los resultados obtenidos con las diferentes metodologías de trabajo.

Las estimaciones más recientes del número de especies de seres vivos que han sido descritas hasta la fecha se sitúan entre  1,5 y 2 millones, incluidas bacterias y arqueas, pero excluyendo los virus que generalmente no se consideran seres vivos. Sin embargo, se piensa que estos números son una importante subestimación del número real de especies que viven sobre la Tierra, pues cada año se descubren varios miles de especies nuevas. Las distintas estimaciones que se hacen del número total de especies realmente existentes se sitúan entre 5 y 50 millones.

En cualquier caso, en los grupos bien conocidos, como mamíferos, aves y plantas superiores, el número de especies es bastante aproximado. El número de especies de animales descritas se estima en alrededor de 1.300.000, de las que más de un 95% son animales invertebrados y unas 60.000 vertebrados, y de estos  la mitad son peces.

Lo que se vió desde el principio es que los seres vivos se parecen entre sí en grados descendientes y por ello pueden ser clasificados en grupos subordinados, a modo de genealogía. Es decir, estos grupos resultan estar relacionados filogenéticamente. Dicho de una forma sencilla, se establece una relación de parentesco entre todos en un sistema genealógico que llamamos sistema natural.

evolucionLos peces, vertebrados acuáticos, se agrupan en seis clases, la más importante de las cuales la constituyen los peces óseos o actinopterigios que incluye a los peces teleósteos y condrosteos (esturiones). Pero también se deben mencionar otras clases como la de los peces  cartilaginosos, rayas, tiburones y quimeras y al pequeño grupo de los agnatos, peces sin mandíbulas como la lamprea (Grafico A). De las alrededor de 30.000 especies de peces descritas, casi el 60% son peces marinos, más del 90%  peces óseos y menos del 4% son peces cartilaginosos.

clasificacionCentrándonos en los peces teleósteos, podemos identificar 24 órdenes  (Grafico B) incluido el orden Perciformes. Este último, el de los peces con forma de perca, incluye alrededor del 40% de todos los peces conocidos, siendo el orden más grande de los vertebrados.

Grafico B Teleosteos

En este orden podemos identificar igualmente 23 familias (Gráfico C), en las que se situan las especies más comunes en las Islas Baleares.

Grafico C PerciformesDe las especies de peces existentes en el Mar Mediterráneo, se estima que unas 530 (3 agnatos, 86 cartilaginosos y 441 peces óseos) están sometidas a explotación pesquera. La estadística de la FAO Fishstat http://www.fao.org/fishery/statistics/es da información de los desembarcos efectuados de 75 especies que podemos decir que son las especies objetivo de la flota. Pero esta base de datos estadísticos incluye además información de otras 50 categorías taxonómicas (22 géneros, 16 familias y 12 categorías superiores de peces marinos). Estas categorías podrían afectar a, por lo menos, 288 especies más que probablemente constituyen lo que llamamos bycatch o captura acompañante de la captura objetivo (espécies que se capturan  junto a las especies objetivo, sea con valor de mercado o sin él o especies o tallas no comercializables). Esto sums un total de 363 especies de peces afectadas por la explotación pesquera en el Mediterráneo.

 

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